INTRO
Es difícil de escribir lo que tu sientes por alguien que te mueve bastantes cosas, es difícil, incluso expresarte cuando ella esta a tu lado, a veces te sientes tan lejos, situaciones normales cuando empiezas a experimentar esos sentimientos que se transforman en armas de doble filo, pueden ser tan hermosos, como lo pueden llegar a ser tan tortuosos, nos gusta sufrir mientras volamos, una conducta indefinida, cuando las canciones siempre, aunque sean un pedazo, nos recuerda a la persona en cuestión, y que muchas cosas toman sentido.
Es difícil vivir enamorado, pero pues como hay días llenos de miel también los hay abundantes en hiel, a veces si nos toca sufrir para alcanzar ese pedazo de cielo y llevarlo a todas partes con nosotros, es bien difícil darte por vencido, es bien difícil dejar de llorar cuan realmente tiene el sentimiento entre el pecho y la garganta, y peor es darte cuenta que te enamoraste dela persona equivocada.
Por eso pongo como fieles testigos a estas letras que me acompañan en este viaje sentimental, he aquí el principio del viaje de un chico de 18 años por las mieles y hieles del amor.
(Este es el inicio del cuento que lleva por nombre “En La Luna No Hay Sueños Que Duren Para Siempre” que todavía se encuentra en proceso.)
*( El viento juega con mis lagrimas)*
“Desde aquí puedo ver el horizonte, puedo ver que el tiempo marcha detrás de una tortuga que alentó el paso, mientras una brisa con un olor dulce pasa por mis lados, jugando con el cabello que va de un lado al otro, no me disgusta que el sol se ponga sobre mi cara, parece que el camino de tierra sigue intacto, solo se escucha el silbido de una canción sin nombre ni destino, solo se escucha el silencio de una mirada perdida.
El refugio perfecto, un árbol, se puede sentir una sombra acogedora, mientras a lo lejos se ven formando las huellas que tanto ha seguido, es como si fuera una nube, como si fuera todo, como si el ambiente de repente se cargara de una alegría inexplicable...si estaba en lo cierto , aquel hombre estaba enamorado, lo podías ver en cuanto el mirara el infinito y una lagrima resbalaba por su mejilla.
Había noches donde subía a la luna, como para esperar el paso, para esperar...mientras aquella cosa de lo que estaba enamorado se alejaba un poco más, estaba esperando a nadie, estaba sentado como resignado a su destino, como sabiendo que así solo iba a ver el amanecer, aquel amanecer que tanto se habían prometido, le prometiste tantas cosas, y su mirar se pierde en las polariods en su mano, unas polariods, llenas de misterios y de recuerdos, en una de ellas habían osos polares, mientras que en otra estaban fragmentos de su corazón perdido en el tiempo, guardaba fotos de casi todo lo que se le podía ocurrir, guardo una foto de sus lagrimas cuando el mundo se venía abajo, y a ella la vío caminando rumbo al sol, rumbo al olvido...
-¿por que no vienes a sentarte?
Eso fue lo único que dijo aquella noche, pintada de azul....”
En la luna no hay sueños que duren para siempre
Cuento
F. D. G.